domingo, 23 de agosto de 2015

ESTUDIO MUNDIAL SOBRE EL HOMICIDIO

Erika Patricia Espinosa Pérez


La edición 2013 del Estudio mundial sobre el homicidio, en la que se incluye una selección de datos que van del nivel global al subnacional, ofrece un panorama completo del homicidio intencional en el mundo. El homicidio constituye uno de los indicadores más completos, comparables y precisos para medir la violencia. De ahí que este informe se haya propuesto cuantificar y proporcionar información extensa acerca de dónde tienen lugar los homicidios y con qué intensidad, quiénes están más en riesgo y por qué, y cómo exactamente pierden la vida.

Los datos sobre homicidios pueden ayudar a que la comunidad internacional comprenda mejor la complejidad del homicidio y sus diferentes efectos, por lo que el presente estudio profundiza en la naturaleza misma del homicidio intencional. Propone una tipología única de homicidio: homicidio vinculado a otras actividades y grupos delictivos, homicidio interpersonal y homicidio sociopolítico. También examina de qué manera influyen los factores transversales y habilitadores, como los mecanismos de asesinato y el uso de sustancias psicoactivas (alcohol y drogas ilícitas), a fin de entender cómo contribuyen a la violencia letal.

La creciente disponibilidad de datos a nivel subnacional ha aumentado también la capacidad de este estudio para mostrar las variaciones, a menudo acentuadas, de la intensidad de homicidios dentro de los países e identificar las zonas de mayor peligro, donde se justifica llevar a cabo un seguimiento más cercano, dentro de los países y las subregiones. De hecho, como aquí se describe, el estudio del homicidio doloso es en gran medida un análisis de contrastes .Por ejemplo: casi la mitad de los homicidios ocurren en países que concentran poco más de la décima parte de la población mundial; a nivel global, cerca de 95% de los homicidas son hombres, y son hombres también casi ocho de cada 10 víctimas; dos tercios de las víctimas de homicidio cometido por compañeros íntimos o por familiares son mujeres; la mitad de todas las víctimas de homicidio en el mundo tienen menos de 30 años de edad.

Jóvenes en riesgo


La mayoría de las víctimas de homicidio, tanto hombres como mujeres, tienen en común que son relativamente jóvenes. Los grupos de edad de 15 a 29 años y de 30 a 44 años concentran la gran mayoría de los homicidios a nivel global; casi la mitad de todas las víctimas tienen entre 15 y 29 años de edad, y poco menos de un tercio se cuentan entre los 30 y 44 años. La tasa de homicidio para las víctimas masculinas de 15 a 29 años en América del Sur y Central supera en más de cuatro veces la tasa promedio global para dicho grupo de edad. El grupo de 30 a 44 años está, sin embargo, en mayor riesgo en algunos países de América Central, el Caribe y todas las subregiones de Europa. Esta dinámica puede tener un efecto devastador en la seguridad y la economía, debido a que la muerte de los hombres del grupo de 30 a 44 años incide desproporcionadamente en las familias, la fuerza laboral y la percepción de seguridad.


En cuanto a los más jóvenes del espectro de edad, 36 000 niños menores de 15 años fueron víctimas de homicidio en todo el mundo en 2012, lo que representó 8% de todas las víctimas de este delito. Si se suman a la proporción de víctimas del grupo de 15 a 29 años de edad, se aprecia que más de la mitad de todas las víctimas de homicidio en el mundo son menores de 30 años.

Las múltiples facetas del homicidio

Con base en elementos como la premeditación, la motivación, el contexto, los medios usados y la relación entre víctima y victimario, el presente estudio identifica tres tipologías de homicidio a fin de esclarecer las diferentes clases de delito violento: homicidio vinculado a otras actividades delictivas, homicidio asociado a conflictos interpersonales y homicidio relacionado con motivos sociopolíticos. Aunque los niveles de homicidio cometidos por la delincuencia organizada y las pandillas varían mucho entre las regiones del mundo, actualmente son muy elevados en zonas de América Central y del Sur; tales homicidios son a menudo producto de la violencia que se vive entre esos grupos. En general, los homicidios vinculados a la delincuencia organizada constituyen 30% de los que tienen lugar en el continente americano, por contraste con menos de 1% en Asia, Europa y Oceanía, lo que no necesariamente significa que la delincuencia organizada o las pandillas predominen más en América que en otras regiones. Además, los niveles de este tipo de homicidios pueden variar radicalmente, aun a corto plazo, al grado que, de hecho, propician cambios en las tasas de homicidio en ciertos países de América Central y el Caribe.

Por otro lado, los homicidios perpetrados durante el curso de otros delitos parecen más estables alrededor del mundo; por ejemplo, los relacionados con el robo representaron un promedio de 5% de todos los homicidios cometidos cada año en América, Europa y Oceanía. No todos los homicidios cometidos en América se relacionan con el delito: los homicidios asociados a conflictos interpersonales también representan una proporción significativa. En Montevideo, Uruguay, por ejemplo, la proporción de homicidios interpersonales es más alta que la de homicidios vinculados al delito; en Quito, Ecuador, las proporciones de esas dos distintas tipologías son casi idénticas. Los homicidios interpersonales dan cuenta de un porcentaje importante de los homicidios en todo el mundo (por ejemplo, Costa Rica: 47%; India: 48%; Suecia: 54%) y sus motivaciones son completamente diferentes de las de los homicidios vinculados al delito, pues frecuentemente se derivan de la intención de resolver un conflicto o castigar a la víctima mediante la violencia cuando las relaciones se tensan. El homicidio cometido por un compañero íntimo o un familiar es una forma de homicidio interpersonal que afecta a todos los países, sin importar su riqueza, nivel de desarrollo ni factores de riesgo y protección, los cuales pueden disminuir los niveles de violencia letal. No obstante, los homicidios cometidos por compañeros íntimos o familiares, que constituyen 14% de todos los homicidios a nivel mundial, son los de mayor intensidad en América y representan una gran proporción de todos los homicidios en Asia, Europa y Oceanía, donde son las mujeres de 30 años en adelante quienes están en mayor riesgo. Otros tipos de homicidio interpersonal, como los derivados de disputas por una propiedad o venganzas, también ocurren en todo el mundo. La falta de datos dificulta cuantificar la prevalencia mundial de las diferentes tipologías de homicidio. El homicidio asociado a motivos sociopolíticos resulta más difícil de cuantificar que las otras dos tipologías. Ocurre cuando se intenta ejercer influencia en las relaciones de poder y para impulsar una agenda en particular. Este tipo de homicidio puede llamar mucho la atención debido a que sus efectos son muy impactantes como en los casos de terrorismo que tienen como consecuencia la muerte y puede representar una parte sustancial del total de homicidios en contextos o regiones específicos, como las etapas posteriores a un conflicto o los periodos de inestabilidad. Los asesinatos relacionados con la guerra y el conflicto también se consideran violencia sociopolítica, pero no se incluyen en esta categoría porque no forman parte del homicidio doloso.

Justicia y prevención

Analizar la capacidad de los sistemas de justicia penal para enjuiciar a los homicidas es una labor importante para evaluar esa responsabilidad fundamental del Estado, así como comprender de qué manera este factor incide en los niveles y las tendencias de homicidios. Un sistema de justicia penal efectivo que garantice que haya una investigación rigurosa y sentencia justa para los presuntos homicidas es un requisito previo para hacer valer el Estado de derecho y de lograr justicia para las víctimas de homicidio; de otra manera, la impunidad de los criminales puede propiciar que se cometan más asesinatos.



Fuente:
Estudio mundial sobre el homicidio. Edición 2013.

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